El cuento infinito



¡Un cuento sin sentido! Todos los alumnos que visitan esta web, sean del nivel que sean, pueden crear una parte del cuento infinito. 

Lo único que debes hacer es leer el anterior comentario y seguir el cuento que él propone con un máximo de 5 líneas. ¡Recuerda poner tu nombre y apellidos para poder saber quién eres!

¡Está prohibido leer anteriores comentarios sin haber hecho tu pequeña gran contribución!

Luego si quieres puedes leerlo completo y reírte un montón, verás un cuento que no sigue una línea argumental y, por lo tanto, muy divertido.

Comenzamos el primer comentario nosotros.. ¿cómo va ahora la historia?

3 comentarios:

  1. Los pequeños escritotes12:51

    Un niño campesino, llamado Antonio, convenció a su madre Giralda para que le regalara una bici con la que ir a la gran ciudad, a la que nunca había ido. Como Antonio se había portado muy bien ese año, el día de su cumpleaños su madre le compró una gran y hermosa bici. Nada más recibirla, Antonio fue corriendo a probarla y pedaleó largas horas...tantas horas que luego no sabía volver. Se encontró un un cartel que se dividían en tres direcciones, al cielo, al infierno y a la ciudad fantasma. Escogió...

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  2. Olivia Gómez12:56

    La mejor forma de volver sería yendo a la ciudad fantasma, sin duda, pero los fantasmas siempre le habían dado miedo por lo que mejor ir al cielo, allí seguro que alguien le ayudaría. Nada más entrar en el camino, se dio cuenta de que no iba recto, hacia adelanto, sino subiendo una gran y enorme escalera de cristal. Pedaleando cada vez con menos esfuerzo y yendo cada vez más rápido llego a la puerta del cielo, donde un gran hombre, con 4 ojos y dos narices, le soltó sin titubear:
    - si quieres pasar me tienes que dar la bici y yo te la cambiaré por un coche.
    Yo no sabía conducir y no quería perder mi bici nueva, así que pensé qué podía hacer.

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  3. Christian Argu13:11

    Por más que pensaba no se me ocurría otra opción, tenía que hacer el intercambio si quería continuar mi camino. Solté la bici y me subí al coche. ¡Cuántos botones y pedales tenía! No era un coche normal, tenía cosas inimaginables en un coche de nuestro planeta. Echándolo a suertes, apreté un gran botón azul que había en la parte frontal y...bum!!! El coche empezó a correr el solito haciendo piruetas y giros descomunales. No podía pararlo de ninguna manera y veía como me acercaba a una gran muralla de oro resplandeciente con la que iba a chocar irremediablemente...

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